Fiebre del Heno
La alergia se define como una sensibilidad anormal a sustancias -que generalmente son toleradas y no se consideran dañinas- a las que se llama alérgenos. La reacción alérgica, como resultado de la exposición a ellos, va acompañada de una inflamación y sensibilización de las superficies expuestas.
Diariamente se descubren nuevas sustancias potencialmente capaces de producir una patología alérgica aunque, por el momento, no se tiene conocimiento pleno de por qué algunas sustancias son alergénicas y otras no. Tampoco se sabe por qué no todas las personas desarrollan una respuesta alérgica después de la exposición a alérgenos.
Los especialistas apuntan que podría haber una contribución genética a estas enfermedades. Por lo tanto, los niños cuyos padres padecen alergias tienen una probabilidad mayor para desarrollarlas. Como detalla la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAI), los hijos de padres alérgicos tienen un 48% de probabilidad de sufrir estas patologías. Este riesgo aumenta hasta el 70% si ambos padres tienen un historial de alergias.
De entre todas las alergopatías, la rinitis alérgica, comúnmente llamada «fiebre del heno», es la de mayor prevalencia y afecta alrededor del 14% de la población. La enfermedad fue descrita en 1819 por el médico inglés John Bostock, quien padecía una afección de los ojos y de la nariz solamente en verano. Ocurre como resultado de que los alérgenos tocan la mucosa nasal de una persona sensibilizada ante una sustancia concreta. Los síntomas, tales como la congestión nasal, la conjuntivitis, el picor de oídos y el catarro profuso, se deben a la inflamación de los tejidos de la membrana de la mucosa nasal.
Entre los factores que pueden desencadenar una rinitis alérgica figuran los ácaros del polvo, el polen, los mohos, los productos contaminantes y la caspa de animales domésticos, formada por diminutas escamas o partículas que se desprenden del pelo, las plumas o la piel. El aire frío, el humo de tabaco, el perfume, la pintura, los productos en aerosol para el cabello o diferentes olores y vapores fuertes pueden producir también alergias. También el látex ha resultado ser un peligroso alérgeno, ya que provoca reacciones intensas. Aproximadamente el 30% del personal sanitario presenta hipersensibilidad a esta sustancia.
Advertencia: El presente reportaje es simplemente un artículo de opinión, sin que implique un modelo de actuación médica.
El modelo de actuación será establecido por los propios facultativos de cada paciente y expertos en alergia/inmunologia.