Inicio Reportajes Normas para pacientes alérgicos a ácaros del polvo doméstico

ácaros del polvo

Normas para pacientes alérgicos a ácaros del polvo doméstico

Frecuentemente se habla de alergia al polvo de casa para referirse a lo que en realidad es alergia a los ácaros. Los ácaros son microscópicos, y se alimentan de las sustancias que hay en el polvo de casa (fibras de los tejidos, descamación de la piel de las personas y de los animales, restos de insectos, hongos, etc.).

Los ácaros no penetran en el cuerpo humano. Desprenden unas partículas microscópicas que flotan en el aire, y que causan síntomas de alergia en los ojos, nariz, pulmones y en la piel de los alérgicos.

Los ácaros abundan más en lugares oscuros y con humedad y en zonas de costa. Van disminuyendo o desapareciendo con la altitud: hay menos en zonas de meseta y apenas ninguno en zonas de montaña.

Los principales factores ambientales que influyen en la presencia de ácaros son la temperatura (entre 25oC y 25oC) y la humedad relativa (entre el 50 y el 75 %).

Los sofás y sobre todo los colchones y almohadas, constituyen un excelente microhábitat para los ácaros, ya que retienen mucha humedad proporcionado a estos los tres factores que necesitan para su óptimo desarrollo: calor, humedad y comida (escamas piel humana).

Los ácaros son habitantes naturales de nuestro entorno doméstico y su presencia no significa una falta de limpieza del hogar.

Para que las medidas de control ambiental sean efectivas , su aplicación ha de ser muy estricta y se aplicarán, en la medida de lo posible, en los lugares del entorno habitual del paciente, con especial atención a su domicilio y su dormitorio.


Dormitorio:

Debe permanecer preferiblemente seco y soleado. Evitará la acumulación de polvo.

Prescinda en lo posible de muebles innecesarios. Preferentemente muebles cerrados y que se puedan separar de la pared.

Las alfombras, moquetas, tapicerías, libros y peluches aumentan la población de ácaros.

El colchón y la almohada son importantes reservorios de ácaros. Los colchones no deben ser de muelles (son huecos en su interior), sino macizos, de esponja, de látex o viscoelásticos. Una alternativa es utilizar fundas antiácaros, que impiden el paso de las partículas de ácaros desde el colchón y la almohada al paciente.

La almohada y el colchón deben aspirarse durante 10 minutos una vez al mes y exponerlos al sol durante 30 minutos 2-3 veces al año.

Evite la lana y las plumas. La ropa de cama (mantas, edredones) conviene que sea sintética. La ropa de cama se debe lavar al menos, semanalmente a temperatura de >50oC. Utilice aspiradores con filtro HEPA o de agua. Las superficies deben limpiarse con paño húmedo. Evitar la utilización de escobas. No sacudir el polvo.

El dormitorio debe ventilarse completamente, preferentemente a diario, posteriormente se cerrarán puertas y ventanas durante el resto del día.

Lave la ropa guardada en el armario antes de utilizarla.


Resto del domicilio:

En general, evite objetos o superficies que acumulen polvo (moquetas, muñecas), sobre todo hay que tener una especial atención con los sofás y butacas, aspírelos cada 2 o 3 días.

Evite la permanencia en sillones o butacas que no estén forrados de piel o eskay, y evite que los niños alérgicos salten encima de ellos. Las butacas con fundas de lana son grandes almacenes de polvo.

Cuando por motivo de viajes o vacaciones, la casa haya estado deshabitada durante cierto tiempo, realizará limpieza y ventilación de la misma, antes de que el paciente entre en ella, (idealmente 24 horas antes). Estas mismas instrucciones deberán observarse en el caso de que el paciente tenga que dormir en otra casa.

No debe haber animales en la casa.

Existen otras medidas para el control ambiental como son: acaricidas, aspiradores especiales, purificadores, intercambiadores de aire, filtros especiales, fundas de protección para cojines y colchón, etc., su evidente utilidad depende de no descuidar las recomendaciones más básicas, anteriormente citadas.

Como norma de precaución general, evite la permanencia en locales cerrados con ambientes cargados.

Reducir la humedad relativa en toda la casa o, al menos en el dormitorio, por debajo del 50% (uso de deshumidificadores).

Hay que limpiar los filtros del aire acondicionado regularmente.