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alergia al marisco

¿Qué es la alergia al marisco?

La alergia al marisco es una reacción de hipersensibilidad de mecanismo inmunológico. Son reacciones inmediatas, mediadas por IgE.

El tipo de marisco que produce alergia con mayor frecuencia son los crustáceos, es decir, el marisco «de patas», desde los camarones hasta la langosta, pasando por gambas, cigalas, nécoras etc. Le siguen en frecuencia los moluscos, en donde tenemos los bivalvos, «el marisco de concha», (mejillones, almejas, ostras), los gasterópodos (caracoles, bígaros/minchas) y los cefalópodos (calamar, sepia, pulpo).

Aunque los alérgicos al marisco pueden reaccionar a pescados, no se ha demostrado reactividad cruzada entre estos alimentos. Sí se sabe que los ácaros tienen proteínas similares al marisco, de modo que los pacientes alérgicos a ácaros tienen un riesgo mayor de sufrir reacciones alérgicas al marisco que aquellos que no lo son (hasta un 80% de los alérgicos al marisco lo son también a ácaros).

Los mariscos también pueden producir reacciones por estar contaminados con gérmenes o toxinas. Esto ocurre con más frecuencia con los moluscos, que se alimentan por filtración, lo que les hace acumular cualquier tóxico que se encuentre en el ambiente. Estos pueden ser tanto gérmenes como bacterias o virus (Staphylococcus aureus, virus de la hepatitis A, virus entérico), y causan síntomas gastrointestiales, horas después de haber ingerido el marisco.

La carne del marisco también puede acumular toxinas procedentes de algas microscópicas
(dinoflagelados) con las que se haya alimentado. Los síntomas que originan estas toxinas son sobre todo neurológicos, y a veces también gastrointestinales y respiratorios.

¿Cuáles son los alérgenos del marisco?

El marisco contiene muchas proteínas, pero no todas producen alergia. La gamba (o camarón) es el crustáceo más estudiado y el primero en el que se descubrió su alérgeno principal, una proteína (tropomiosina), que supone el 20 % de sus proteínas solubles.

Las tropomiosinas son proteínas fibrosas presentes en el músculo de los crustáceos y los moluscos, y también en otros invertebrados no comestibles: los ácaros del polvo, la mosca de la fruta o las cucarachas. La tropomiosina, como alérgeno común a todos estos animales, es la base de las asociaciones de la alergia a los crustáceos y los moluscos entre sí, y con la alergia respiratoria a los ácaros. Son proteínas termoestables (resistentes al calor) e hidrosolubles, por lo que se encuentran en el líquido de cocción y pueden ser transportadas en los vapores de cocción.

Además, en el marisco se han descrito otras proteínas alergénicas, la mayoría relacionadas con la contracción muscular (arginín-quinasa y otras); o la hemocianina, presente en la cabeza (cefalotórax) de los crustáceos, relevante cuando se consumen los crustáceos enteros. También se han descrito proteínas alergénicas específicas de cada especie.

¿Es frecuente la alergia al marisco?

La alergia al marisco es más frecuente entre los adultos: el 90 % de los alérgicos son mayores de 15 años. Cuando aparece en la infancia suele ser muy persistente. En España, los mariscos causan el 14,8 % de los casos de alergia alimentaria en los adultos, y en nueve de cada diez casos los crustáceos son el alimento responsable.

La manipulación de los mariscos y los pescados puede causar reacciones alérgicas respiratorias y cutáneas. En las últimas décadas ha aumentado el consumo de pescados y mariscos a nivel mundial y, de forma paralela, se han incrementado las reacciones alérgicas de origen laboral.

¿Qué síntomas producen la alergia al marisco?

Son similares a las de otras alergias alimentarias. Los síntomas suelen aparecer inmediatamente después de su ingestión, en los primeros 30-60 minutos.

Los síntomas más habituales son los cutáneos, generalmente picor y lesiones de la piel en forma de ronchas (urticaria) e hinchazón localizada (angioedema). También pueden aparecer síntomas digestivos (dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea) y respiratorios (estornudos, moqueo, asma). En algunos casos, las reacciones que presenta el paciente pueden llegar a ser muy graves, con participación de varios órganos (anafilaxia), incluso con riesgo vital .

La alergia al marisco también pueden desencadenarse por contacto o por inhalación de los vapores de cocción o de las partículas desprendidas durante su manipulación (desconchado, corte, etc.). Cuando la reacción se desarrolla por contacto, casi siempre se manifiesta como urticaria. Algunos pacientes son tan sensibles que pueden desarrollar los síntomas cutáneos al permanecer en ambientes donde haya marisco, sin llegar a tocarlo.

Entre los alérgicos al marisco la situación clínica más habitual es la sensibilización simultánea a varios crustáceos y a moluscos, pero caben todas las combinaciones: alergia solo a crustáceos, solo a moluscos, a crustáceos y bivalvos, etc.

ostras

La alergia al pescado es independiente de la alergia al marisco, aunque puede haber personas que presenten ambas a la vez. La mayor parte de las personas alérgicas al marisco están sensibilizadas también a los ácaros del polvo (síndrome ácaros-marisco), pero no ocurre al revés.

¿Cómo se diagnostica la alergia al marisco?

La herramienta fundamental es la historia clínica. Es importante aportar al especialista todos los detalles que se recuerden:

  • Número de reacciones presentadas, cuándo y en qué circunstancias.
  • mariscos responsables y forma de preparación, incluidos condimentos.
  • Otros alimentos ingeridos junto al marisco.
  • Período transcurrido entre la ingestión y la aparición de los síntomas.
  • Síntomas e intensidad y duración de las reacciones.
  • Síntomas tras el contacto o la exposición a vapores de marisco.
  • Tolerancia para otras especies de marisco, antes y después de la última reacción.

Una vez establecida la sospecha, se procede al estudio complementario necesario para demostrar la existencia de IgE frente al alimento (pruebas cutáneas y pruebas de laboratorio). Además, deberá excluirse una alergia a Anisakis simplex.

Pruebas cutáneas: se realizan en punción intraepidérmica (prick-test), de distintos mariscos. En algunos casos, puede ser necesario utilizar el propio alimento en fresco (prick-prick).

IgE sérica específica: demostración de la IgE específica en la sangre de los pacientes mediante diversas técnicas. Es un método más caro y menos sensible que las pruebas cutáneas, pero ofrece información adicional útil en el seguimiento de la enfermedad.

Cuando el resultado del estudio no es concluyente, se realizan pruebas de exposición controlada, que consisten en la ingestión de cantidades crecientes y progresivas del alimento en estudio para comprobar si el paciente lo tolera. Estas pruebas siempre se llevan a cabo supervisadas por personal médico experto, y con los medios necesarios para tratar adecuadamente las posibles reacciones.

¿Cómo se trata la alergia al marisco?

El único tratamiento disponible en la actualidad es seguir una dieta exenta de los mariscos responsables de la alergia y sus derivados, y evitar además el contacto y la exposición a los vapores de cocción.

Dado que hay pacientes alérgicos a mariscos que toleran algunas especies, las restricciones dependen de la historia clínica y de las provocaciones específicas para cada alimento. Si no se está seguro de la tolerancia (por la propia experiencia de cada alérgico, o por pruebas de exposición), lo más sensato es evitar ingerir todos los tipos de de marisco, según el caso. Se recomienda tener especial cuidado con las comidas fuera de casa y, en particular, evitar restaurantes especializados en y mariscos. Para realizar bien la dieta, hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Leer cuidadosamente los ingredientes de los alimentos antes de consumirlos.
  • Evitar los alimentos fritos en aceite usado de mariscos.
  • Lavar adecuadamente los utensilios usados para cocinar mariscos.
  • Vigilar las posibles fuentes ocultas de marisco: sopas, pizzas, paellas, rollitos congelados de cangrejo (surimi) y otros mariscos de imitación, caviar, gelatinas…

El marisco están entre los 14 alimentos descritos como los causantes más frecuentes de alergia, por lo que han sido incluidos internacionalmente en las listas de declaración obligatoria del etiquetado de alimentos.

Además de la dieta, es fundamental que los alérgicos sepan reconocer sus propios síntomas de alergia, que conozcan las medidas de tratamiento necesarias y que lleven consigo los medicamentos indicados por su alergólogo. En el caso de los niños, es de vital importancia que las personas encargadas de su cuidado (padres, cuidadores, maestros, etc.) hayan sido entrenadas al respecto.

¿Qué relación tiene la alergia a mariscos con la alergia al yodo?

Ninguna. Como ya se ha explicado, los individuos alérgicos a mariscos lo son a sus proteínas, no al yodo. Las personas alérgicas a estos alimentos pueden recibir yodo en cualquiera de sus formas sin mayores precauciones que la población general, incluyendo, por ejemplo, el yoduro potásico en embarazadas, el antiséptico povidona yodada (Betadine®), o los contrastes yodados utilizados en las exploraciones radiológicas.

Dra. Mónica Fernández Rodríguez
Servicio Alergología Hospital Meixoeiro-EOXI Vigo
Coord. web SGAIC