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Alergia a Alimentos en Niños

La alergia a alimentos es una enfermedad frecuente en nuestro medio, que afecta sobre todo a la población infantil en países desarrollados.

Las cifras reales de su incidencia se desconocen, es muy difícil dar valores exactos ya que varían mucho según los distintos estudios, pero en general se estima que en Europa afecta a un 1,4-2,4 % de la población adulta, siendo mucho más frecuente en niños (0,3-7,5%). En individuos atópicos, es decir con «base alérgica», llegaría hasta un 10%, con valores máximos en niños con dermatitis atópica. Se sitúa en el 5º lugar en frecuencia de las enfermedades estudiadas en consultas de Alergología.

QUE ES UNA ALERGIA ALIMENTARIA Y COMO SE COMPORTA?:

Hay que tener en cuenta que, no siempre que aparecen síntomas tras la ingestión de un alimento, estamos ante a un cuadro de tipo alérgico, sino que, en muchos casos, corresponde a reacciones adversas de otra índole, ya sean frente al propio alimento o frente a los aditivos, de las que destacarían, por ejemplo, las reacciones de tipo tóxico o las intolerancias digestivas. En el siguiente esquema se clasifican los diferentes tipos de reacciones adversas a alimentos según el mecanismo implicado:

Reacciones adversas a alimentos:
Tóxicas No Tóxicas
Inmunológicas = ALERGIA No mediadas inmunologicamente = Intolerancia
IgE No IgE Mecanismo
enzimático
Mecanismo
farmacológico
Mecanismo
indeterminado

Para poder hablar, entonces, de alergia a un alimento es necesario demostrar que ese alimento en cuestión, cuando entra en contacto con el individuo, activa un mecanismo inmunológico específico, que desencadena, a su vez, todos esos síntomas. Para que esto ocurra, el individuo debe estar previamente sensibilizado a ese alimento, y por eso las reacciones alérgicas sólo ocurren en estos individuos susceptibles. Generalmente la sensibilización es a ciertas proteínas del alimento que llamaremos alergénicas.

Dentro de las reacciones inmunológicas las más frecuentes y conocidas son las mediadas por IgE, y en adelante nos referiremos a ellas.

Una vez establecida esta base de sensibilización previa al alimento, se pueden entender ciertas características propias (aunque teóricas) de las reacciones alérgicas, que las pueden diferenciar del resto de reacciones adversas a alimentos:

Una vez sensibilizado el individuo, cada vez que entre en contacto con el alimento, repetirá síntomas en mayor, igual o menor intensidad.

La reacción alérgica puede ocurrir con cualquier dosis del alimento, incluso mínimas, sobre en los pacientes con alto grado de sensibilización (por ejemplo, niños con alergia a las proteínas de huevo que presentan reacción tras comer embutidos que lleven trazas de huevo).

Los síntomas no se darían en un primer contacto con el alimento sino a partir de contactos sucesivos. Sin embargo, muchas veces el primer contacto pasa desapercibido: por ejemplo, niño con alergia a frutos secos que la primera vez que come cacahuetes presenta reacción, pero antes ya había tomado frutos secos ocultos en bollería.

En ciertos casos, y sobre todo en la población infantil, la alergia a alimentos se puede comportar de manera arbitraria, sin cumplir las características anteriores y presentar una evolución natural hacia una tolerancia al alimento.

QUE SÍNTOMAS PRODUCE?:

Los síntomas suelen aparecer de modo inmediato tras la ingestión del alimento, pero también lo pueden hacer de forma retardada (horas-días después). En estos últimos casos se hace más difícil el diagnóstico al no estar tan claro el alimento implicado.

El abanico de síntomas es muy amplio, suelen aparecer combinados, y abarca cuadros cutáneos (urticaria, angioedema, agudización de dermatitis…), digestivos (rechazo del alimento, nauseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal…), respiratorios (rinitis, conjuntivitis, dificultad respiratoria,…) o incluso cuadros generales graves (anafilaxia) que pueden llevar al shock anafiláctico y, si no se trata de inmediato, al fallecimiento.


Urticaria generalizada


Urticaria facial


Angioedema labial

Rinitis

Crisis asmática

En ocasiones, sobre todo en los individuos muy sensibilizados, ni siquiera es necesario llegar a ingerir el alimento, y solo con el contacto cutáneo o incluso con la inhalación de partículas (por ejemplo con los vapores de cocción) pueden aparecer síntomas, que generalmente van a ser locales: cuadros cutáneos tras el contacto de la piel o síntomas respiratorios tras la inhalación.

Otro cuadro frecuente es el llamado síndrome de alergia oral, en el cual se produce picor en boca y/o faringe acompañado o no de pequeñas lesiones alrededor de la boca, al ingerir ciertos alimentos a los que se es alérgico (es frecuente con frutas frescas y otros vegetales crudos).


QUE DIFERENCIAS GENERALES EXISTEN ENTRE ADULTOS Y NIÑOS?:

La alergia a alimentos en la población adulta y en la infantil suele comportarse de manera distinta, aunque siempre con excepciones.

Cuando aparece una alergia alimentaria en el adulto suele ser a alimentos poco habituales de la dieta (mariscos, pescados, frutos secos, legumbres,…) y en la mayoría de los casos será necesario mantener durante largo tiempo una dieta de exclusión de dichos alimentos o incluso durante toda la vida.

También es frecuente que en adultos con alergia respiratoria al polen, se asocie una alergia alimentaria a frutas, debido a que polen y frutas comparten proteínas muy similares.

En los niños pequeños, los alimentos implicados suelen ser los más consumidos, y las diferentes sensibilizaciones suelen aparecer en el mismo orden de incorporación de los alimentos a la dieta del niño. En nuestro entorno pediátrico, el huevo (clara), la leche de vaca y el pescado son los alergenos alimentarios más frecuentemente involucrados en reacciones de hipersensibilidad. La leche de vaca es el primer alimento no homólogo que recibe el niño en cantidades importantes; siendo, por tanto, el primer antígeno alimentario con el que se entra en contacto y el primero que puede causar reacciones adversas.

También es frecuente que en adultos con alergia respiratoria al polen, se asocie una alergia Sin embargo, a medida que el niño va creciendo y su sistema inmunólogico madura, puede terminar tolerando la ingesta de estos alimentos. Por tanto, en estos niños será fundamental, además de realizar una dieta estricta de exclusión del alimento, establecer revisiones periódicas para comprobar dicha tolerancia.

Otra diferencia importante es que en el adulto no es necesario generalmente sustituir el alimento eliminado de la dieta, pero en el niño pequeño, dadas sus limitaciones dietéticas y sus necesidades nutritivas, sí tendremos que dar alimentos alternativos: por ejemplo en el niño con alergia a leche de vaca daremos fórmulas con hidrolizados de proteínas de leche, leche de soja, etc….

En el niño mayor predominan las sensibilizaciones a alimentos vegetales como frutos secos, frutas y legumbres, pescados y mariscos. Su comportamiento es variable, y en ocasiones también pueden evolucionar hacia la tolerancia. Se suele decir que cuanto mayor es el niño en el momento de la aparición de la reacción alérgica con un alimento, menos probabilidades tiene de terminar tolerando dicho alimento, es decir se comportaría más como en el adulto.

COMO SE DIAGNOSTICA Y SE TRATA UNA ALERGIA ALIMENTARIA EN EL NIÑO?:

1. Sospechar una alergia alimentaria por la aparición de clínica tras la ingestión de uno o varios alimentos. La sospecha se apoyaría también en la desaparición de síntomas al eliminar dicho alimento de la dieta.

2. Confirmar la existencia de sensibilización a ese alimento, mediante pruebas que detectan la existencia de IgE específica frente al alimento o a ciertas proteínas:

Pruebas cutáneas con el alimento:

i. Prick test: realizados con extractos comerciales del alimento completo o de proteínas alimentarias.

1

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1. Colocación de los distintos extractos.
2. Punción en piel de las gotas con lancetas.
3. Lectura de la prueba (a los 10-15 min): medición de las pápulas que aparecen en los puntos de punción.

ii. Prick-prick test: igual que el anterior, pero realizados con el alimento al natural (en general se prefiere esta técnica a los extractos comerciales, sobre todo en alimentos vegetales, ya que es más sensible y detecta más casos).


1.Colocación y punción del alimento
directamente en piel.


2.Lectura de la prueba.

iii. Pruebas epicutáneas o parches : (poca utilización en la práctica diaria, sólo en caso de reacciones tardías, no mediadas por IgE, con ciertos alimentos).

Contacto en espalda de los distintos extractos alimentarios disueltos en vaselina o agua, con lectura a las 48 y 96 horas: se valora la aparición de eritema y/o pápulas-vesículas en la zona de contacto.

Pruebas en sangre:

Se determinan niveles de IgE específica frente al alimento sospechoso o a ciertas proteínas alergénicas del alimento. Con esta prueba, además, se tiene una idea del grado de sensibilización del paciente: cuanta más cantidad de IgE específica en sangre, más sensibilizado. Sin embargo, ésto no significa obligatoriamente que vaya a tener más síntomas o peor evolución. A día de hoy, se está investigando esta posible relación entre los niveles de IgE específica en sangre y el comportamiento clínico y evolutivo de la alergia.

3. Confirmar la sospecha de alergia alimentaria mediante una PROVOCACIÓN ORAL CONTROLADA con el alimento implicado para reproducir los síntomas. En teoría esta prueba es la única que diagnostica realmente una reacción alérgica a un alimento, ya que, aunque tengamos la sospecha por los síntomas presentados al ingerir un alimento y hayamos comprobado que el individuo esta sensibilizado a ese alimento, no existe una seguridad absoluta de que la sensibilización sea la causa de la clínica. En la práctica médica y por sentido común, cuando una provocación conlleva riesgos importantes para el paciente (por ejemplo, cuando los síntomas sospechosos previos han sido graves) y la sospecha de alergia a un alimento es muy alta, se puede obviar y dar por seguro la relación.

4. Una vez confirmada la alergia, el siguiente paso es mantener una dieta de exclusión del alimento.

En el niño pequeño, aunque se deben seguir los pasos anteriores, aparecen algunas diferencias con respecto al niño mayor o al adulto:

La valoración de los síntomas va a ser a través de los padres/familiares y/o de los signos externos que pueda valorar el médico. En muchas ocasiones, nos lleva a confusión al no poder interrogar al niño y, por ejemplo, síntomas como el malestar general o el rechazo parcial del alimento, pueden pasar desapercibidos.

Se tiende a ser más conservadores en la realización de pruebas con los niños, y muchas veces es difícil hacer un prick test en condiciones correctas o incluso una extracción de sangre. Las provocaciones orales se restringen a casos dudosos, y siempre que los síntomas previos presentados con el alimento no hayan sido graves.

En los niños cobran gran importancia las dietas de exclusión. Si el niño mejora al quitarle un alimento, aunque no hayamos podido probar del todo la alergia, se suele mantener dicha dieta de exclusión hasta la siguiente evaluación.

Es fundamental evaluar al niño cada cierto tiempo para ver su evolución, rehistoriarlo (muchas veces en ese tiempo se ha podido producir un contacto accidental con el alimento y es fundamental saber lo que pasó: si toleró o si repitió síntomas), repetir pruebas y plantear, según los casos, una provocación oral controlada.

Las dietas de exclusión en el niño deberán ir acompañadas de alternativas nutritivas al alimento eliminado, sobre todo en el caso de la alergia a leche de vaca, que suele darse en lactantes, y en ellos es el único o el principal alimento de la dieta: se sustituyen por ejemplo por fórmulas comercializadas que contienen hidrolizados de estas proteínas, como veremos más adelante..

Las dietas de exclusión deben ser muy estrictas. Se cree que cuanto menos contacto con el alimento tenga el niño, más posibilidades tendrá de tolerarlo después de un tiempo. Generalmente, los padres deben de ser los encargados del buen cumplimiento e investigar siempre sobre alimentos ocultos en la dieta. Además de las pautas recomendadas por el médico, existen varias asociaciones de alérgicos a alimentos donde se puede obtener información sobre composición de alimentos, consejos prácticos, listados de productos comerciales, recetas para preparar platos sin productos habituales, etc….

Asociación Española de Alergia a Alimentos (AEPNAA).
Av. Del Manzanares, 58. Madrid 28019. Tel: 915609496.
www.aepnaa.helcom.es

DIRECCIONES UTILES EN INTERNET:

Asociación Española de Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA).
Av. Del Manzanares, 58. Madrid 28019. Tel: 915609496.
www.aepnaa.org

Unidad de Alergia Infantil del Hospital La Fe. Valencia.
www.alergiainfantillafe.org/alergiaalimentaria.htm

Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.
www.seaic.es

Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergología Pediátrica.
www.seicap.es

www.foodallergy.org
(página oficial de «The Food Allergy and Anaphylaxis Network», en ingles).

www.alergotienda.com
(tienda virtual de productos para el alérgico. Orense).

www.lacasadelalergico.com